Weight Loss

Weight Loss

miércoles, 13 de julio de 2016

Infinitesimal

¿Cómo se puede ser tan débil de no dejar de hacer lo que te da placer y, al mismo tiempo, te carcome por dentro?

Resulta que, desde que me enfermé, leer blogs se había convertido en mi pasatiempo favorito. Me gustaba, me entretenía, me animaba, me hacía feliz. Me hacía feliz leer sus historias, identificarme en ellas e inspirarme con algunas de sus formas de sobrellevar la vida con esta condición. Todavía me gusta, todavía, ustedes princesas, me hacen feliz. 

Pero, ¿qué sucede cuándo una amiga que, a lo largo de los años, ha vivido contigo una amistad destructiva para ambas (y adictiva para ti) tiene un blog en el que escribe TODOS sus pensamientos, sus deseos, su vida? ?¿Qué sucede? 

Pues que tú, Tatiana, que siempre has sido tan dependiente y tan incapaz de sobrellevar tu vida en soledad; te arrojas a esos renglones y renglones de ella, renglones y renglones de Catalina; que es que no importa cuánto te duela y te destruya? No importa? Sino que quieres seguir pensándola, seguir queriendo ser parte de su vida, seguir queriendo encontrar un apoyo que ya nunca volverá?

Yo soy así con las personas a quienes amo, pero después lo acepto, me digo que no me quieren, que no merecen mi amor, no merecen mis lágrimas, ni mi dolor y por lo menos trato de alejarme, como traté de alejarme de Carlos, dejé de tenerlo en redes sociales, borré su número, no le hablé ya jamás, y pese a que dolió, It was the right thing to do, so I did it. 
A este hombre Javier, que es probablemente lo más bello que ha pasado por mi vida, también lo dejé vivir en paz y a su vez, me trajo paz el dejarlo ir. 

Pero entonces, ¿Por qué a esta mujer, que me ha lastimado tanto y, a quien yo he lastimado tanto, no la he dejado ir? Ya es hora, ya va siendo hora de que deje de leerte, deje de verte, deje de pensarte y de aprisionarte. Tú ya no me quieres en tu vida, tú pudiste borrarme y decirme alguna vez que ya no éramos lo que alguna vez fuimos, mientras que yo todavía moría por ti; y ya es hora, ya es hora de dejar de correr a tu imaginario encuentro. 

Debo encontrar inspiración en otra parte. En las verdaderas princesas que me han ayudado, que con sus palabras traen luz y esperanza a mi vida. 

Entonces...

Concluyo que, terminaré de leer esas entradas que, por suerte, no son infinitas y dejaré de pensar en ella para pensar en mí. Pensaré que yo valgo tanto como cualquier otra mujer y que lo que me hace falta es empezar a trabajar en mi crecimiento, en mi desarrollo y en construir mi vida. En encontrar las ganas de vivir, de dormir, de leer, de estudiar, de pasear a mi perro, de salir a la calle, de hacer dieta, de arreglar mi cabello. De amarme, amar mi familia y, si es posible, amar la vida. 

Cambio y fuera. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario